26 de diciembre de 2007

Un hueso duro de roer

El asfalto estaba repleto de autos, motos, pies, botellas rotas y bebidas derramadas. Al principio pasaba desapercibido, pero a medida que su cabeza se teñia con un fondo rojo algunos empezaron a mirarlo, de a poco, hasta que toda la multitud lo rodeaba. Incluso las botellas se avergonzaban de no poder recomponerse y admirarlo, pues a pesar de estar alarmantemente incosciente, era alarmantemete hermoso. La estupefaccion con la que admiraban sus facciones exactas casi hace que se olviden de que su liquido vital le escapaba a borbotones por una fisura en el craneo. Una señora cincuentona llamo a la ambulancia. Y entonces la multitud y el amontonamiento empezo a dispersarse en un punto del circulo, mientras una mujer lloraba diciendo "no, no, por favor". Pero cuando lo vio, su voz se ahogo en su llanto, sus rodillas encontraron el piso; sus manos, su pelo; su boca su cuello; sus lagrimas, su cuerpo. Se saco la camperita que la cubria y tapo con ella la herida, tratando de apaciguar la hemorragia. La ambulancia llego y la gente se disperso. Ella no le soltaba la mano mientras los paramedicos lo cargaban minuciosamente en una camilla. Se subio con el a la ambulancia sin parar de llorar. Ya no sangraba y el corazon le latia pausada pero contundentemente. Al llegar al hospital, no le permitieron entrar al quirofano mientras le desinfectaban y saturaban la herida, pero escucho que los medicos intercambiaban pronosticos, ninguno demasiado funesto. Perdida de memoria, cefaleas frecuentes, aturdimiento. Era un alivio. Iba a ser dificil, sin embargo. Siempre habia querido vivir con el, pero esta no era la mejor manera, tener que cuidarlo dia y noche hasta que sanara. No es que no quisiera, solo que no era la forma mas romantica y ejemplar de cumplir con esa ceremonia tan importante. Por otro lado, el no tenia nada mas. Sus padres habian muerto de fiebre amarilla en un viaje a tailandia. El habia vivido con su abuelo, pero tambien habia muerto, anciano pero feliz. Asique en su mayoria de edad, el habia vivido solo siempre. Bien, eso cambiaria. Si despertaba...

Le dolian los ojos, como cuando uno se levanta a la mañana y mira por la ventana para ver el sol penetrar en las pupilas y molestar un instante. Y es que, luego de tres dias, sus ojos se habian acostumbrado al interior de sus parpados. Al principio no veia nada, y cuando pudo ver, se desato la desesperacion. Lloraba gritaba y pataleaba como un nene que no consiguio un chupetin. La enfermera llamo rapido al medico, y el medico, mietras inyectaba un suave calmante, pidio que la llamen. Al principio se asusto, pero cuando vio que estaba todo bien, que no seguia gritando pero que seguia con los ojos abiertos, se acerco. Se miraron largamente, ella con los ojos llenos de amor, de alegria, de preocupacion. Durante esos tres dias, sus 22 años que se posaban en su frente lisa, en su rostro limpio, parecian haberse borrado pues lineas de preocupacion la acosaban. Ahora sus cara se habia relajado inconfundiblemente. Y el miraba extrañado, como si la informacion le estuviera volviendo a la mente. Ella queria hablar pero no podia, estaba emocionada. El, de repende movio los labios. Primero no dijo nada, solo articulaba. Pero despues la voz le salio "¿Mamá?". El silencio los envolvio como bruma. Ella no sabia que hacer, se sentia confunida. "No, mi vida, soy yo, Sofi... no soy mamá" y el se puso triste. "Si, yo me acuerdo de vos, pasamos mucho tiempo juntos, te conozco desde hace siete años, y yo tengo... siete... a quien mas podria conocer de toda mi vida, vos sos mi mamá" En eso llego el medico, y ella corrio con el llanto a punto de explotar a decirle a quejarse, a reclamarle. Pero, humano como ella, Dr. Framton no podia hacer nada, mas que esperar. Paso una semana, en la que Franqui seguia llamandola mamá. "Mamá tengo sed, mami me duele, mami tengo sueño", y ella, mientras lo atendia cariñosamente, trataba de convencerlo de que lo llame, al menos, Sofi. Lo logro, pero a veces en un desliz, el le seguia diciendo que ella era su mamá. Le dieron el alta, y se fueron a vivir juntos. Pasaron los meses y fue el cumpleaños de Franqui. Segun el, cumplia ocho. En realidad, cumpliria veinticinco. Crecio y aprendio todo lo que habia olvidado, pero no pudo volver a llamarla mi amor. Nunca se separaron, porque se amaban infinitamente. Pero el vivia feliz, con el amor de su madre. Y ella vivia atormentada, por el dolor de amarlo tan distintamente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Se muy bien que un comentario por mas minimo que sea te hace feliz y por eso acá estoy, un pokito tarde pero bueno no má te queria decir q te quiero muchote! sos muy importante para mi sabé? me va traé una bolista verdá?.. bueno son las 4:22 de la mañana y mañana tengo que levantarme tempranooo... bueno, considerando que vos no vas a dormir nada no puedo quejarme. me voy a dormir, un besote! tkm!

Anónimo dijo...

holiis...

atrapante historia esta me gusto mucho...

probre chica al final estubo con el chico q amaba, solo q el chico la amaba e otra manera... un verdadero bajon...

bueno señorita espero q ande bien...

veo q se a dedicado a escribir largitos asi tamos un rato en su pagina jeje...

ahora tendre q leer los demas, el primer amor de tu vida... sueña emocionante jajaja...




te kiero mucho... me despido =)

nos vemos en cualquier momento..


huguito...