15 de diciembre de 2013

Paraíso

Nuestra existencia es endeble:
somos de barro.

Nos llovemos (lloramos) un poquito
por dentro,
y ya cambiamos.
Esa humedad de la lluvia/llanto, nos obliga a formarnos nuevamente.
Pero somos dos, y nos formamos mutuamente.
Nos moldeamos con nuestras manos de barro frías,
y nos amoldamos a nuestros mutuos espacios:
tus manos así en mi cintura
mis manos así en tus piernas.
A veces, en la sequía, 
nos endurecemos un poco
pero el sufrimiento en tus ojos
siempre nos hace reinventarnos,
desde lo hondo,
riendo,
y también rogando
que ese cascote de barro 
que se formó en tu pecho
se termine rompiendo
con mi llanto
esperando
que todo el amor
te humedezca
y te reinvente
nuevamente
sin tanto dolor. 


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