Estaba todo listo:
la mesa servida,
las velas prendidas.
El cordero,
jugoso por dentro
El vino para embriagarte,
para perder los miedos
para enamorarte.
El cigarrillo de postre
el café de sobremesa,
amargo como esa noche
que comiste solo un bocado
y te fuiste sin saludar,
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