Una de las primeras decepciones que me lleve en la vida fue ver como era un corazón de verdad (si, ver un corazón de verdad, el que tenemos adentro) y ver que no era como yo me lo imaginaba, como me lo enseñaron, como lo dibujaba y lo pintaba con cuidado, lo guardaba en mi imaginación. Y así sucesivamente, con personas también.
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