¿Quien va a decirme que fuiste real
cuando no tengo a nadie con quien revelarte?,
no existen ojos que hayan mirado tu perfil
ni pecho que haya sentido latir tu corazón.
¿Como sabre que no fuiste un sueño
si solo te llevo en mi memoria?
La bruma de la prisa no me deja recordar
el sabor de tus labios, lo tibio de tu paso por el túnel de mi cama.
Pero al fin y al cabo
¿Por que iría yo a decir que nunca exististe?
Si eras tan real como la cruz que formaba tu cuerpo sobre mi cuerpo
en el reflejo en el espejo del techo,
como el dolor que dejo tu partida
una herida abierta que no quiere cicatrizar,
como el reproche de tus ojos, danzantes en la oscuridad...
tan real, como la tristeza, pero también la osadía del mismísimo instante en el que me dejaste entrar.
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